Grandes Negocios Valdemoro (la Costra de la Cosa Nostra)
(Este Réquiem por Valdemoro busca Editorial para su publicación en Valdemoro y parte del extranjero.
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Grandes Negocios Valdemoro, S.L.
(La Costra de la Cosa Nostra)
Aquellos carruajes – en carnaval – de gente sin pudor, donde se ve como una capa de tinieblas, hacen meditar al prudente. Dentro se percibe algo que tiene cierta semejanza con el gobierno, y se toca con el dedo una afinidad misteriosa entre los hombres públicos y las mujeres públicas.
Los Miserables, de Víctor Hugo.
El sábado, 3 de diciembre de 1994, se podía leer en el periódico El Mundo una noticia que firmaba la corresponsal Jana Céspedes y afirmaba:
“Acusan al alcalde de apropiarse de 20 millones del Ayuntamiento. El interventor pidió en dos ocasiones a Huete que dijese dónde estaba el dinero. El Partido Popular ha acusado al alcalde de Valdemoro, el socialista José Huete, de apropiarse indebidamente de más de 20 millones de pesetas procedentes de la venta de una finca del Ayuntamiento.
Según consta en la documentación que el Partido Popular presentará el próximo lunes en la Fiscalía de Madrid, Huete no ingresó en la Caja Municipal - dentro de los plazos legales - el importe de una parcela de terreno que el Consistorio adjudicó a la empresa Eydisa el 27 de octubre de 1988, por un total de 20.831.800 pesetas.
La venta de la citada parcela de terreno municipal (la número 15 del polígono 18 de Valdemoro) a la Sociedad Estructuras y Diseños, S.A., consta en la escritura de compra-venta número setenta del protocolo de la notaría de don José Ramón Antón Riesco y en ella se recoge que Huete, en calidad de alcalde de Valdemoro, recibía el dinero.
Según la ley, el primer edil tenía 25 días de plazo para ingresar el dinero que obtuvo de la empresa a través de Jerónimo Rosa González, consejero de la sociedad. Sin embargo, casi dos meses después de producirse la transacción, el entonces interventor del Ayuntamiento, Ramiro Calatayud Ricol, envió al alcalde un escrito solicitándole que ingresara los veinte millones, así como los intereses legales producidos desde que recibió el dinero hasta la fecha de su ingreso.
La carta del interventor pidiéndole al primer edil que reintegrase el importe de la venta, fue presentada por Registro el 27 de febrero de 1989, lo que demuestra, a juicio del Partido Popular, que al menos hasta esa fecha el dinero permanecía en poder del alcalde.
Tres años después, concretamente el 23 de enero de 1992, el asunto de la venta de la parcela seguía sin resolverse. Volvió a salir a la luz en un nuevo escrito enviado al alcalde por Antón Riesco, donde el funcionario le puntualizaba los asuntos que habían quedado pendientes sin resolución durante los doce años en los que permaneció como Interventor General del Ayuntamiento de Valdemoro.
Antón Riesco recordaba al alcalde en el escrito que hasta la fecha de su cese, el 23 de enero de 1992, el dinero procedente de la venta de la parcela en cuestión no había sido ingresado en las arcas municipales. Fuentes del Partido Popular han confirmado a El Mundo no tener constancia de que estos veinte millones estén reflejados en los movimientos contables desde el traslado del interventor hasta la fecha.
El portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valdemoro, Francisco Granados, ha manifestado que su grupo tomó la decisión de presentar la denuncia ante la fiscalía porque el equipo de gobierno socialista, con Huete a la cabeza, se niega sistemáticamente, desde hace seis meses, a responder a las preguntas que le hacen.
Según Granados, el Partido Popular ha abandonado la vía política y ha decidido presentarle los hechos que cree irregulares al fiscal para que actúe si ve elementos constitutivos de delito. El portavoz cree que este hermetismo y la falta de respuestas se deben al escándalo destapado por el grupo Popular en el Restón, donde denunciaron el posible trato de favor del consejero Rodríguez Colorado a la empresa de Martín Palacín, su ex-compañero en Interior.
Este diario intentó ponerse en contacto ayer con el alcalde de Valdemoro para conocer cuál es su versión de los hechos, y tras varios intentos no ha conseguido ningún tipo de respuesta.”
El martes, 6 de diciembre de 1994, disfrutábamos, en el mismo periódico y por la misma corresponsal, de estas aseveraciones:
“El alcalde acusa al ex-interventor de ocultar el destino de 20 millones. El Partido Popular culpó a José Huete de apropiárselos. El alcalde de Valdemoro acusó ayer al que fuera interventor general del Ayuntamiento durante doce años, Ramiro Calatayud, de ocultar los documentos que justifican el destino de los 20.831.800 de pesetas que el Consistorio recibió de la empresa Eydisa por la venta de una parcela municipal.
José Huete explicó que el importe de la venta del citado terreno se destinó a pagar parte de la deuda que el Ayuntamiento tenía pendiente con la empresa Estructuras y Diseño, S.A. por las obras de construcción de la Casa de la Cultura del municipio. El primer edil salió así al paso de la acusación de apropiación indebida que el Partido Popular anunció que presentaría ante la Fiscalía de Madrid. Este grupo aportará una serie de documentos que, a su juicio, justifica la actuación irregular del regidor.
En la documentación presentada por el alcalde se detalla que el Consistorio llegó a un acuerdo con la empresa Eydisa el 29 de diciembre de 1988 con el fin de que el importe de la venta de la parcela se entregara a cuenta de los veinticuatro millones que se le adeudaba a la sociedad por las obras de la Casa de la Cultura.
El contrato de compra-venta se firmó el 19 de enero de 1989 en la notaría de don José Antón Riesco sin que en éste figurase el acuerdo alcanzado entre ambas partes, Ayuntamiento y empresa. Este documento, así como las cartas enviadas al alcalde por el interventor pidiéndole que ingrese el dinero de la transacción, será la que aportará el Partido Popular ante la Fiscalía de Madrid para demostrar la irregularidad de la situación.
José Huete también anunció que interpondrá en los próximos días sendas querellas por calumnias ante el Juzgado de Valdemoro contra el interventor general del Ayuntamiento y el portavoz del Partido Popular en la localidad, Francisco Granados. Según el alcalde, estas acusaciones responden a una campaña de desprestigio contra su partido, cuando faltan seis meses para las elecciones municipales. Y aseguró asimismo que ha sido un patinazo de Granados, que tendría que pensar en dimitir.
Asimismo, José Huete criticó al que fuera interventor del Ayuntamiento de Valdemoro hasta el 23 de enero de 1992. El funcionario estuvo desempeñando su labor por espacio de doce años y, según el alcalde, lo pillaron llevándose documentos en el coche unos días antes de dejar su cargo. También tiene abierto un expediente en el Ayuntamiento de Tres Cantos.
Por otra parte, el portavoz del Partido Popular ha calificado de poco serio el acuerdo privado suscrito entre el Ayuntamiento y la empresa Eydisa. Según Granados, este tipo de acuerdos de compensación deben realizarse con el certificado de la intervención y nunca de forma privada.”
El miércoles, 1 de marzo de 1995, El Mundo volvía a sacar nuestra cosa administrativa a la palestra informativa:
“Más de un centenar de afiliados del Partido Popular de Valdemoro se han dado de baja en el partido por discrepancias con el presidente y portavoz del grupo municipal, Francisco Granados, al que culpan de convertir la acción política del grupo en un enfrentamiento personal. Estas dimisiones se suman a la del concejal David Marjaliza, quien dejó su cargo en el Partido Popular por la inoperancia y poca transparencia con la que estaban trabajando algunos representantes del Partido Popular como oposición.
Decisión que se hizo pública en pasado 13 de febrero – de 1995 –. Cuatro miembros de la junta directiva del partido, además de la secretaria de Nuevas Generaciones, Almudena Martínez, se solidarizaron entonces con el concejal y abandonaron sus cargos, provocando una delicada situación en el seno del Partido Popular de la localidad.”
Por aquellos días de 1995 y en consonancia con el anterior, apareció otro comentario que también removía nuestras cuitas funcionarias, esta vez en El País:
“Un centenar de militantes del Partido Popular en Valdemoro (20.000 habitantes) han solicitado su baja al presidente regional del partido, Pío García Escudero. Los militantes basan su marcha en la inoperancia y poca transparencia con la que trabajan algunos representantes del partido como oposición en el Ayuntamiento.
El pasado 13 de febrero, el presidente de Nuevas Generaciones y concejal del Ayuntamiento por el Partido Popular, David Marjaliza, presentó su dimisión como edil y solicitó su baja en el partido por incompatibilidad con la línea de oposición que sostiene el portavoz popular y presidente del partido en Valdemoro, Francisco Granados.
Junto a Marjaliza, que anunció nuevas bajas, abandonaron el partido cuatro miembros de la junta directiva, así como la secretaria de Nuevas Generaciones, Almudena Martínez. El presidente del partido en la localidad ha señalado que los militantes que han solicitado su baja no son representativos, ya que entraron con Marjaliza y muchos estaban afiliados de forma irregular.
Francisco Granados reconoce que la marcha de militantes empaña la imagen del partido de cara a las próximas elecciones, y ha acusado a Marjaliza de despreocuparse del partido, cuidar sólo de sus propios intereses y colaborar con el alcalde, el socialista José Huete, para desacreditar a su partido. Tras estas bajas, el Partido Popular conserva 300 afiliados en la localidad.”
Con pruebas documentales, noticias periodísticas más recientes contaban que en junio de 2002 y animados por David Marjaliza Villaseñor (también constructor con negocios en Marbella), Francisco José Granados Lerena (alcalde de Valdemoro entonces) y José Miguel Moreno Torres (primer teniente de alcalde y concejal de Seguridad, Urbanismo y Obras por aquellos días) compraron dos chalés en la urbanización marbellí El Arenal. Ambos individuos adelantaron 33.000 euros (5.490.738 pesetas) a David Marjaliza por una vivienda que valía 200.000 euros (33.277.200 pesetas).
En marzo de 2003, Francisco José Granados Lerena y José Miguel Moreno Torres vendieron sus abaratados chalés a David Marjaliza Villaseñor sin formalizar las escrituras. Marjaliza se subrogó, o se hizo cargo de las propiedades de sus dos conocidos, y les devolvió el mismo dinero recibido: 33.000 euros, sin obtener ningún beneficio añadido, según palabras de los protagonistas a la prensa.
En agosto de 2003, unos grandes almacenes de Madrid vendieron el mismo día a Francisco José Granados Lerena, José Miguel Moreno Torres y David Marjaliza Villaseñor los electrodomésticos para completar las cocinas de sus tres chalés, incluyendo otro de Marjaliza, pese a que, en esos momentos, dos de ellos ya no eran propiedad de Granados ni de Moreno, sino de Marjaliza. Granados alegó en unas declaraciones, sin acordarse de lo sucedido a principios de 1995, que él y David Marjaliza Villaseñor eran amigos de juventud y que éste iba a poner los tres chalés en alquiler para sacarles negocio.
Ese mismo verano de 2003 la fama de Francisco José Granados Lerena creció de forma estrepitosa. El ex-alcalde Valdemoro, actual consejero de Presidencia, presidente de Arpegio, secretario general del Partido Popular de Madrid y licenciado en empresariales, presidió en el Parlamento regional de Madrid la comisión del llamado Tamayazo: aquella sonora espantada de dos diputados del PSOE que evitaron la formación de un gobierno de izquierdas en Madrid y propiciaron la repetición de las elecciones, en las que Esperanza Aguirre logró la mayoría absoluta. Tras su actuación en esta comisión, Granados llegó al gobierno madrileño y a la secretaría general del Partido Popular.
Pero estos fantásticos fuegos artificiales, llenos de hadas y elfos políticos, se torcieron a partir del premeditado incendio de uno de sus coches, el no tan agradable fogonazo del Mini Cooper el día 23 de octubre de 2006, chispa aún incandescente en la Historia de Valdemoro contemporánea. El sonriente Paco de antes de cara a la galería, quedó ensombrecido por el malhumorado consejero de Presidencia, señor Granados, siempre ausente y lejos de sus vecinos no allegados por compromisos ineludibles.
Sus silencios, ausencias y comentarios santurrones en prensa, hacen ver que, desde Madrid capital, sigue trabajando mucho en favor del mal funcionamiento de nuestra Bolsa de Empleo para personas desempleadas; en favor de las patochadas de nuestro Ayuntamiento y su despótica forma de contratar personal; en favor de los degradados Servicios Sociales que permiten recorrer España y Europa gratis a su actual concejala-excursionista y privar de ayudas a personas necesitadas; en favor de las confabulaciones urbanísticas diseñadas para nuestra Villa con aberrante ánimo de lucro; y en favor de las comilonas y otros gastos inconfesables que, a nuestra costa, se meten entre pecho y espalda nuestro alcalde suplente y su imperiosa e hipócrita camarilla.
Persona salpicada por la apertura de esta nauseabunda olla a presión en creciente ebullición es Nieves Alarcón Castellanos, esposa de Francisco José Granados Lerena. El Mini Cooper que carbonizó el deliberado incendio dicen que era suyo. Pese a ello, la propiedad del vehículo estaba a nombre de la constructora Grandes Locales de Negocio, empresa de la que es dueño Ramiro Cid Sicluna, de quien hablaremos casi al final.
El lustre del apellido Alarcón también lo disfruta Germán Alarcón Castellanos. Este joven, estudiante y veinteañero, es el actual concejal de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Valdemoro, hermano de Nieves Alarcón Castellanos y, claro está, cuñado de Francisco José Granados Lerena.
Como anuncia la página del Ayuntamiento en Internet, antes de entrar de lleno en política, José Miguel Moreno Torres regentó una empresa del sector de la automoción llamada Car Valdemoro. Negocio que ahora regenta su hermano Jesús. Es miembro del Ayuntamiento de Valdemoro desde 1995, desde aquellas desavenencias con Francisco José Granados que provocaron la dimisión de David Marjaliza como edil y la baja añadida de más de cien afiliados del Partido Popular.
Desde entonces ha ejercido como portavoz de su grupo, primer teniente de alcaldía y, qué coincidencia, como concejal de Seguridad Ciudadana, Urbanismo y Obras hasta el 3 de diciembre de 2003, fecha en la que fue sentado por Granados en nuestro Consistorio como alcalde sustituto. La casualidad es, hoy por hoy, la mejor vía para toparse con él y pedirle, por favor, que cumpla con sus obligaciones de alcalde-presidente de nuestra querida Villa.
Jesús Moreno Torres, el hermano de este alcalde, es quien administra el citado negocio Car Valdemoro. No por casualidad, este concesionario se encargó de todo lo relacionado con el Mini Cooper siniestrado. Contestando a preguntas de periodistas, Car Valdemoro aseguró que el vehículo quemado de Granados no estaba puesto a nombre de su mujer por un retraso administrativo de la Dirección General de Tráfico.
Esta afirmación hecha por Car Valdemoro con tanta seguridad fue desmentida por la D.G.T. poco tiempo después. Pues no hay constancia de que este favorecido concesionario haya solicitado dicho trámite en ningún momento, pese a que cerró el contrato de venta el mes de julio de 2006. En cambio, el mes de septiembre de ese año sí se tomaron la molestia los administradores de Car Valdemoro de dar de baja temporalmente el escarabajo que cedió la esposa de Granados a dicho concesionario como parte del pago por el Mini Cooper.
El, en apariencia, disconforme y rebelde David Marjaliza Villaseñor, se ha revelado también como empresario excepcional, gran conocedor de los ladrillos valdemoreños y marbellíes, entre otros. A principios de 1995 lo veíamos como presidente de las Nuevas Generaciones del Parido Popular y como concejal de la oposición en nuestro Consistorio. Pero en febrero de ese mismo año dimitió como edil y se dio de baja en ese partido, junto a más de cien afiliados, por una teórica incompatibilidad con la línea de oposición que sostenía Francisco José Granados, entonces portavoz popular y presidente de la formación en Valdemoro.
Sin embargo, estas peloteras partidistas de hace unos años han favorecido que el constructor David Marjaliza Villaseñor sea hoy presidente de Atalia Grupo Patrimonial, además de representante, socio único y consejero mancomunado de hasta casi setenta empresas relacionadas con el sector inmobiliario. Empresas que aparecen, desaparecen o cambian de nombre cuando les viene en gana.
Las publicadas grescas políticas del pasado tampoco han hecho mella en la amistad, subrogada y con chalés rebajados, de Francisco José Granados Lerena y José Luis Moreno Torres. Aparte de ser valioso amigo de juventud de estos dos individuos, David Marjaliza Villaseñor también es sobrino de Marisa Vegas y primo de Juan Ángel Villaseñor Vegas.
Marisa Vegas, tía de este extraño ex-político y empresario que compra y vende con manifiesta artería, fue concejala del Ayuntamiento tiempo atrás, es empresaria, presidenta de ACOVAL (Asociación de Comerciantes de Valdemoro), directora de la polémica revista EL Bazar de Valdemoro y madre de Juan Ángel Villaseñor Vegas.
Juan Ángel Villaseñor Vegas es primo de David Marjaliza Villaseñor, hijo de Marisa Vegas, empresario y actual concejal de Fomento y Empleo, Innovación Tecnológica, Gestión Empresarial y Consumo. Tal vez su experiencia, calidad y eficiencia empresariales sean el motivo de estar al mando de esta rentable concejalía. De esta cuestión se sale pronto de dudas cuando se pregunta a las personas desempleadas en Valdemoro o al conjunto de pequeños empresarios de nuestra Villa.
Irene Tovar Lerena es prima de Francisco José Granados Lerena y concejala de Servicios de la Ciudad y Medio Ambiente. Pese a tener más capacidades y formación teóricas que José Miguel Moreno Torres, su primo consejero prefirió nombrar alcalde a su amigo subalterno, quien rellenó parte del hueco dejado en 1995 por Marjaliza y sus extraños simpatizantes, y dejar a su cercana pariente para otros menesteres.
Muy cerca de Irene Tovar Lerena se encuentra la empresa Eugenio Tovar e Hijos, esta sociedad limitada y de parientes se dedica a las excavaciones, los derribos en general y el transporte de áridos, y tiene un rango de ventas muy grande. Es una de las elegidas por el Dedo Adjudicatario municipal para vaciar y expoliar Valdemoro. Aprovechando esta legislatura, nuestro Gobierno ha regalado a su abundante contabilidad financiera un gran número de licencias de obra sin otro requisito que la familiaridad.
Como apuntamos atrás, Ramiro Cid Sicluna es dueño de la inmobiliaria Grandes Locales de Negocios y su único administrador, el popular coche ardido de Granados estaba a nombre de esta empresa. Ramiro es uno de los empresarios inmobiliarios con mayores desarrollos urbanísticos concedidos en nuestra Villa. Dos empresas suyas tienen mucho que ver con la vivienda de Francisco José Granados Lerena, situada en la calle Guardia Civil, donde se produjo el incendio del Mini. Una de estas empresas, Obras y Vías, construyó el edificio donde vive Granados, y la otra, la promotora Nuevo Parque de Valdemoro, se lo vendió en 1998 cuando éste aún era alcalde-presidente de la Villa. Sería interesante saber por cuánto y en qué condiciones. Este pudiente empresario de la construcción tiene también varias firmas inmobiliarias en Madrid, fue accionista del equipo deportivo Getafe y ahora lo es del Racing de Santander.
Entre estos juegos de pelotas y sus pelotazos, nada deportivos por cierto, se encuentra casi en el olvido el citado José Huete, empresario de la construcción como su padre, ex-alcalde socialista de Valdemoro, acusado de irregularidades financieras y, en conspiradora connivencia, acosado por oponentes políticos y por sus propios compañeros de partido, tan despiadados como los de la oposición o más.
En la perversidad de estos juegos es normal encontrar a empresarios de la construcción afiliados a un partido político y, entre bambalinas, ver cómo paga los recibos de la afiliación política de decenas de teóricos militantes para obtener de ellos su voto y sus consecuentes beneficios decisorios, a favor de sus intereses empresariales. Tampoco es difícil ver a alguno de ellos deambular de un partido a otro como sí tal cosa, cambiando de chaqueta cuando interesa y acostándose con quien mejor le paga.
Pero cuando esa ruin estratagema no da el resultado apetecido, o choca con los planes triunfalistas de políticos ambiciosos, los enfrentamientos saltan como chispas. Eso fue lo que ocurrió en la espantada de 1995 del Partido Popular, protagonizada por David Marjaliza Villaseñor, Francisco Granados Lerena y decenas de militantes comprados por el propio David. Por eso, Granados calificó entonces a esos militantes como “afiliados de forma irregular” y a su amigo de juventud como “despreocupado, interesado y traidor”.
Las amistades y los amoríos políticos en Valdemoro empequeñecen al putaísmo que hipnotiza audiencias en televisión, y sálvese quien pueda. Ediles de izquierdas besan las nalgas de constructores de derechas, especuladores de izquierdas frotan sus zonas sensibles con ediles de derechas, azules amanecidos trasnochan como colorados, antiguos rojos de puño en alto se convierten en apocados camaleones de color verdoso y descoloridas damiselas de apariencia virginal se muestran en la intimidad como grandísimas hijas de la añagaza.
Dada la listeza de nuestros hijos y de sus colegas de negocios, el prestigio histórico de sus antecesores, como es el caso del conde Pedro López de Lerena y del escritor Pedro Antonio de Alarcón y Ariza, queda a la altura del betún. Pues los apaños y las actitudes de sus descendientes recuerdan mucho más a los bajos fondos de la camorra siciliana o napolitana que a la cercanía y la honradez valdemoreña que vivieron aquellos en buena medida.
Tintada de democracia, nuestra villana política es un desdichado nido de víboras, donde el hijo mal nacido no reconoce ni a la madre que lo parió. Esta es, como diría un hipotético italiano, la Costra de la Cosa Nostra, la sangre seca que envuelve nuestra moral herida, prostituida por intereses espurios.
Hace unos meses cerraron el Club Vagi, el gran burdel que, de forma estratégica, estaba situado frente al Colegio de Guardias Jóvenes de la Guardia Civil. Desde este inesperado cierre y con razón, muchas personas consideran a nuestra Casa Consistorial, con sus servicios, su personal, sus cuotas y sus cuartos oscuros, como el mayor prostíbulo de Valdemoro y de parte del extranjero.