29 - El Miedo Ambiente (el entendimiento de las bestias)
29 - El Miedo Ambiente
(el entendimiento de las bestias)
El pasado viernes, 23 de marzo de 2007, apareció en el grisáceo boletín semanal del Ayuntamiento de Valdemoro, con número 360, una noticia que hablaba del Medio Ambiente valdemoreño. Dos fotos añadidas componían el cuadro visual maquetado por el equipo de prensa consistorial, en ellas y entre el correspondiente séquito destacaban Paco y Pepe – permítaseme la familiaridad – distendidos y sonrientes. En una de ellas aparecían con casco impoluto de obrero sobre abrigo y traje ejecutivos, y en la otra, sin él pero haciendo lo mismo, pasear como si fueran turistas o visitantes acomodados.
La noticia del citado boletín cantaba: “El alcalde de Valdemoro, José Miguel Moreno, y el consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Francisco José Granados, inauguraron el pasado 20 de marzo un aparcamiento para camiones y un nuevo edificio que alberga las dependencias de la Concejalía de Medio Ambiente y Servicios de la Ciudad. Estos equipamientos han sido cofinanciados por ambas instituciones como parte del Programa Regional de Inversiones y Servicios de Madrid (PRISMA) y han supuesto una inversión de 2,4 millones de euros”.
A continuación, en una sección titulada “Talleres y almacén”, la información volvía a hablar de nuestro Medio Ambiente de esta manera: “El segundo de los equipamientos inaugurado el pasado martes, 20 de marzo, es la nave que alberga las instalaciones de la Concejalía de Medio Ambiente y Servicios de la Ciudad… El edificio incluye en su planta baja los vestuarios, un comedor para 32 personas, los talleres y un almacén general. De este modo, los trabajadores municipales de los servicios de fontanería, carpintería, pintura, electricidad, parques y jardines, limpieza, albañilería y la patrulla móvil disponen de un espacio propio y de un almacén en el que guardar sus herramientas. En la primera planta, a la que se accede por una escalera en la que se ha instalado una silla mecánica que permite un cómodo acceso a las personas con movilidad reducida – quizá pensada para subsanar las incapacidades de nuestros políticos –, se encuentran las oficinas correspondientes a la concejalía”.
Como rúbrica, se incluían unas palabras del alcalde José Miguel Moreno, en las que resaltaba el excelente clima de entendimiento que existe con la Comunidad de Madrid. “Tanto el Ayuntamiento – explicó – como el gobierno regional y los vecinos hacemos un buen equipo que ha dado los frutos de un aparcamiento para vehículos pesados, la nueva sede de la Concejalía de Medio Ambiente y Servicios de la Ciudad y la futura biblioteca, equipamientos que van a contribuir a elevar el bienestar del municipio”.
Hace unos años la Concejalía de Medio Ambiente estaba ubicada donde hoy tiene sus asuntos la Oficina del Catastro, en la calle Infantas, a unos metros de la plaza de la Constitución. En el año 2001 trasladaron el personal y los cachivaches de esta desnaturalizada concejalía a la calle Apolo, esquina con Marte, no lejos del Juncarejo y su privado vergel.
La anecdótica, baladí y lacia labor aportada por esta concejalía durante años, fue de nuevo trasladada hace unos días al polígono industrial Albresa para compartir camastro y peripecias con camiones, vehículos industriales, talleres, almacenes, servicios de fontanería, carpintería, pintura, electricidad, parques y jardines, limpieza, albañilería y sus correspondientes herramientas. Servicios y utillajes diversos que nuestros aldeanos dirigentes consideran Medio Ambiente.
Para los biólogos, el Medio Ambiente es un conjunto de elementos abióticos (energía solar, lunar, suelo, agua, aire, etc.) y bióticos (todos los organismos vivientes) que componen la delgada capa de la Tierra llamada Biosfera, sustento y hogar de los seres vivos. Para gentes de menos estudios académicos, no por ello menos entendidas, el Medio Ambiente incluye valorar, respetar y promover este entorno natural que, entre otras cosas, nos acoge, sustenta y deleita.
Con este premeditado destierro, se ha alejado a esta concejalía de la Villa lo suficiente como para hacer más difícil las peticiones, sugerencias o protestas ecologistas. Y para distanciarla de nuestro Campo, al que debería dedicar buena parte de sus esfuerzos medioambientales. Entre trastos y camiones de obras urbanísticas, se la ha arrinconado en un polígono industrial para que no interfiera en los planes que vacían Valdemoro de campiña y construyen proyectos faraónicos aprobados por el provecho político-inmobiliario.
Para hablar de este nuevo apaño político, de esta concejalía tan importante y tan impotente a la vez, nuestros políticos conservadores – qué ironía – han vuelto a desgastar las palabras mágicas “equipamientos, inversiones, servicios, bienestar, vecinos y entendimiento”. Pero el entendimiento del que hacen gala da miedo ambiental, pues no juzga conveniente hablar de protección natural, de especies vegetales o de animales apreciables. Seres vivientes que, de momento y pese a las bestias pensantes que quieren sustituirlos por ladrillos, aún viven a pocos metros de nuestras casas.
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