Tiempo de Crecer
Tiempo de Crecer
El nuevo otoño ha traído a Valdemoro el veranillo de San Miguel y la caída de las hojas caducas. Entre el piar de los pájaros que no emigran, las tonalidades cambiantes de colores, los días con menos luz cada hora que pasa y un fresco cada vez más intenso, se escuchan vientos que claman con más fuerza de la acostumbrada.
Por nuestras calles se habla ahora más claro y más alto de Política mientras concluye el año 2006. Un buen número de personas ha decidido utilizar su iniciativa y su esfuerzo para cambiar nuestro atolondrado municipio. Su voz está llegando donde la imaginación de algunas personas dormidas ni siquiera sueña.
Por aquí y por allá, la moral política nacional está manga por hombro. Sálvense individuas e individuos honrados, que los hay. La Administración Pública rebosa especulaciones, desfalcos, endeudamientos y caras duras. A fin de cuentas, robos impunes con todas sus letras. Sus descarados protagonistas no responden, ni rinden cuentas, ni asumen responsabilidades, ni padecen castigos o penitencias ejemplares.
Sólo un cese o unos diítas en la cárcel con todos los gastos pagados y sanseacabó. Como los disfrutados por las chorizas y los chorizos marbellíes, cuya trama va mucho más allá de lo que muchos creen. Los ediles delinquen, expolian lo habido y por haber como bandidos consentidos. Lo normal es que se les destituya o dimitan por inexistentes problemas de salud. Muchos desaparecen con lo sustraído y no se les vuelve a ver el pelo. Incluso algunos resucitan entre las siglas de nuevos partidos políticos.
Los desvaríos producidos en muchos pueblos de España, gracias a depositar la Ley actual tanto poder en manos de tantos paletos políticos, han llevado al Gobierno de la Nación a designar un fiscal especial de Medio Ambiente y Urbanismo. Ya hierve la urgente necesidad de cambiar las leyes para evitar el expolio de las poblaciones españolas, consentido y planeado por sus propios hijos y vecinos. Pero la nueva Ley del Suelo, que pretende frenar los excesos urbanizadores, aún está en fase de tramitación.
Muchos de nuestros representantes públicos, haciendo uso de su acostumbrado repertorio, lleno de coplillas y parrafillos oportunistas, llaman “crecer de una localidad” a las ampliaciones urbanísticas que se suceden en esa zona y a sus complementarias infraestructuras. Cuando el Crecer tiene que ver, sobre todo, con las gentes que la habitan, con la franqueza, la precisión y la lucidez de sus cabezas.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home