Valdemoro Réquiem...

Bienvenidas sean, gentes de Valdemoro y de más allá de este bendito foro. Soy Baldomero Descartes. Nací en Valdemoro hace ochenta años y unos cuantos meses. Caí en medio de la Plaza de la Villa, la que hoy es de la Constitución. Quiso Dios que mi querida madre diera a luz allí mismo, hiciera anécdota y me trajera a este mundo lleno de tinieblas...

lunes, noviembre 20, 2006

Disposición y Oposición

Disposición y Oposición
Tras la difusión a diestro y siniestro de los primeros cantos de este Réquiem por Valdemoro, muchas personas me han pedido que hable de nuestra Oposición política, como si nada de lo dicho hasta entonces tuviera que ver con ella. No pocos comentarios dicen sentirla ausente o sin fuerza.
Entre banderas, insignias, símbolos, gestos y colores se encuentran multitud de inclinaciones y sentimientos humanos solapados. Si echamos un vistazo a la España reciente, veremos que en bastantes ocasiones la derecha ha realizado políticas de izquierda y la izquierda, a su vez, políticas de derecha.
De lo cual se deduce que por interés te quiero, Andrés, y que los ardientes y partidistas ideales políticos, fríamente analizados, son mucho más un intento de poder o dominio sobre los demás que un punto de unión, cooperación mutua o arreglo de alguna cosa común.
Si alguien tiene alguna duda sobre este punto, sumérjase en las apasionantes hojas de la Historia Contemporánea, tanto española como mundial. O, mejor aún si vive aquí, infórmese y dése un garbeo, o dos si son pequeños, por los lugares que frecuentan nuestros personajes públicos. Para observar in situ cómo de unidos, de puertas adentro y de puertas afuera, están los partidos políticos por estos andurriales.
Metidos en la boca del lobo unos instantes, no será difícil empaparse de conflicto, discordia, presunción, vanidad, envidia, recelo, soberbia, crispación, altos vuelos, bajas inclinaciones y aldeanas megalomanías. Lindezas que recorren las cloacas políticas locales y salpican buenas intenciones y voluntades, que las hay y no pocas.
En numerosas lenguas la palabra Política es sinónimo de sagacidad, manejo, habilidad, arte o capacidad. Sin embargo, la Historia Humana está llena de personas vinculadas a la Política que han contribuido a hacer de ella una solicitada meretriz, preñada de codicia y falsedad. Esta denigrante y reiterada conducta ha logrado que otros ciudadanos bajo su yugo, víctimas de engaños y abusos de poder, lleguen a despreciar su nombre y a considerar especuladores o enemigos a los políticos en general.
Cuando un partido político gana unas elecciones democráticas, la alegría de sus adeptos suele desbordarse y manifestarse a raudales. Entre el jolgorio de la victoria partidista, poco se oye manifestar a los elegidos que ésta se produzca por tener la oportunidad de ayudar a los demás, sobre todo a los más necesitados, de trabajar para ellos superando rencillas e intereses personales o de hacer valer los substanciosos dineros que reciben de su Comunidad.
Esta bulla ganadora, zarandeada de un lado a otro por mareas y oleajes circunstanciales, es producto de una batalla más. Cruzada sin sangre visible, donde los rivales, hechos diferentes por engañosas apariencias e instrucciones, quedan vencidos, doblegados y humillados. En esta masificada y fraudulenta sociedad, el poder político y su amplio campo de acción social es hoy más que nunca el avieso arte de hacer enemigos.
Ante tal abundancia de hojarascas y rastrojos, la semilla tiene otro cariz. El tesoro de cualquier ayuntamiento es un buen político, no hablemos ya de un buen equipo de gobierno, collar de perlas preciosas. Y la matriz de un buen político es su ampliada conciencia, de donde emana el esfuerzo, la firmeza, la ecuanimidad, la honradez, la disposición, el beneficio para sus convecinos y para él en consecuencia.
Víctimas de todo este embrollo, tal vez no nos demos cuenta de que una oposición es un obstáculo, un impedimento, una traba, una barrera, un estorbo, una dificultad. Por muy acostumbrados que estemos ahora a hacerlo, me niego a considerar así a cualquier ser o grupo humano. Ya soy mayor para perder mi precioso tiempo en querer ganar carreras o animar disputas de ningún tipo. No es esta mi disposición, pues prefiero compartir a competir.
Sé que todo se pega menos la hermosura, pues nace ésta en el interior de un ser humano si la cultiva en sus entrañas con su excelente proceder, como sucede con las perlas de nácar dentro de un molusco. Si hacemos más caso de colores que de buenas voluntades, de ruidos que de armonías, de chaquetas políticas que de respetables y sinceras personas, iremos siempre de culo, cuesta arriba y contra el viento.
¿Cuántas perlas hay en el Ayuntamiento de Valdemoro? Dada la situación de nuestra repintada Casa Consistorial, esta pregunta desata multitud de chascarrillos muy oportunos. Pero, una vez reídos y comentados, busquemos en las estancias de nuestro Cabildo. Aunque mortal, quizá podamos encontrar algún tesoro entre sus muros.
Buen hallazgo.

BaldomeroDescartes@yahoo.es